
Seguramente, estas semanas que han transcurrido entre el 14 de marzo, cuando se decretó el estado de alarma por el Covid-19, y la última fase de la desescalada que anunció el presidente del Gobierno a finales de abril, hayan sido las más duras que muchos de nosotros hayamos vivido en nuestra trayectoria profesional.
Los puntos de venta del Canal Impulso a los que llega esta revista, pequeñas tiendas, cafeterías, kioscos, panaderías, lecherías, pastelerías... cerrados, y los que no lo estuvieron en un principio, se vieron abocados a ello por la falta de clientes. Los mayoristas y distribuidores que llegan a esas tiendas también cerrados o trabajando mínimamente y, aunque la industria que los abastece ha permanecido funcionando, las ventas a través de supermercados y tiendas de conveniencia o proximidad no han sido suficientes.
La campaña de Semana Santa se ha perdido y aún no se sabe qué sucederá con el verano. Todo va a cambiar. Realmente, todo ha cambiado. De ello, de todo lo sucedido les ofrecemos un completo reportaje.
Aún no sabemos las consecuencias del Covid-19, ni podemos avanzar qué ocurrirá, cómo serán los próximos meses. Pero sí les podemos confirmar que nuestros dulces, nuestros aperitivos, nuestros benditos productos nos han acompañado en el confinamiento y nos lo han hecho más llevadero. Somos afortunados por trabajar en un sector que ayuda de esta forma a ser un poquito más feliz incluso en las peores circunstancias. Espero que pronto su actividad se reanude, que todo quede en pretérito, que se recuperen, que nos ayudemos unos a otros, porque juntos lo conseguiremos.
@LolaFPaniagua
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Otras informaciones en la edición de Noticias al Detalle núm. 93 (junio 2020)