
Los españoles son los europeos que más apuestan por el consumo local para mejorar la economía y el empleo, según concluye el recién publicado Observatorio Cetelem Consumo Europa 2019. Y es que hasta el 60% de los españoles estaría dispuesto a pagar más por un producto local, especialmente si se trata de alimentación.
La presentación del informe, a cargo de Liliana Marsán, responsable de El Observatorio Cetelem, y Joaquín Mouriz, director de Marca, Comunicación y Calidad de BNP Paribas Personal Finance en España, puso de manifiesto estas y otras conclusiones extraídas del estudio las distintas tendencias y sensibilidades en el ámbito del consumo en diecisiete países europeos.
En este sentido, la indiferencia sobre el consumo local afecta a tan solo el 17% de los europeos. Una actitud que es mayor en el Reino Unido (28%), pero mucho más infrecuente en Portugal e Italia (8 y 10%, respectivamente). A nivel global, la mayoría de los consumidores encuentran en el consumo local un motivo concreto para la adquisición de determinados productos.
Ahondando en esto, la fabricación en el propio país representa una garantía para el 94% de los encuestados. El origen europeo recibe el 75% de las opiniones positivas frente al 61% de las realizadas respecto a Estados Unidos. A la cola, las manufacturas de Corea del Sur y China generan poca confianza, con solo el 39% y el 26% de opiniones positivas.
Entre los argumentos esgrimidos para defender el comercio local, señala el estudio, destaca que la mitad de los encuestados considera que es una buena forma de apoyar la economía y un 43% piensa que es una manera de defender el empleo. Además, “llama la atención que, a través de la afinidad hacia consumo local, muchos europeos ven una buena manera de cuidar el medio ambiente (un 42%)”. En este último punto existe una notable diferencia entre los países con una tradicional preocupación medioambiental, como es el caso de Suecia (61%), Alemania y Austria (55%) e Italia (47%); frente a los países de Europa del Este, donde el desarrollo económico aún no es sinónimo de respeto por el entorno (solo lo consideran así el 16% de los búlgaros y el 22% de los rumanos).
No obstante, cabe señalar que los europeos son, ante todo, pragmáticos a la hora de comprar. Los criterios de precio y calidad son referentes indiscutibles en este campo.La voluntad de consumir productos locales a menudo choca con el precio, sin embargo, “los europeos están dispuestos a pagar un poco más, siempre y cuando las autoridades públicas acompañen su desarrollo”. Como señalábamos al principio, este matiz se extiende al 60% de los consumidores españoles, sobre todo en el ámbito de los alimentos, que tienen una huella “local” muy fuerte en todos los países.
Para garantizar un futuro mejor, los europeos dan todo tipo de valoraciones a los diferentes actores involucrados en el consumo local, “destacando la brecha en el compromiso entre individuos e instituciones. Cuanto más cerca están estos actores, más involucrados están. Y España destaca en este escenario”. Artesanos, asociaciones y ciudadanos-consumidores componen el trío de los más movilizados. Un segundo grupo es el que asocia marcas de distribuidores y empresas, cuya movilización aún se considera superior al promedio (59% y 56%).
Finalmente, respecto a la intención de compra, casi todos los productos y servicios por los que ha preguntado Cetelem muestran intenciones de compra superiores con respecto al año anterior.